¿Sabes cómo y por qué ser piloto de la Fundació Parc Aeronàutic de Catalunya?
Imagínate que pudieras pilotar un avión histórico a un precio muy por debajo de su coste real. Que te dieran, gratis, instrucción de vuelo en formación. Y que, encima, tuvieras la oportunidad de exhibir el avión una vez al mes…
Esto (y mucho más) es ser piloto de la Fundació Parc Aeronàutic de Catalunya.
«Dónde está el truco?» Dirás, y, en efecto, hay trampa. A diferencia de lo que estás acostumbrado en el mundo de la aviación, en la FPAC no tienes que pagar sólo en dinero (que también), sino en compromiso.
Compromiso con tu tiempo, dedicando un mínimo de dos días al mes para entrenar y para ayudar a montar la exhibición en vuelo, el PAC Obert, que se lleva a cabo cada tercer domingo de mes.
Compromiso con el resto de pilotos, ya que a veces no te tocará volar. Quizás rodar un avión. Quizá sólo empujarlo. En todo caso, tú debes estar ahí, y luego ya se verá si toca volar o no.
Pero también compromiso contigo mismo/a, ya que volar con la FPAC requiere de una formación previa que va más allá de las horas de vuelo que hayas hecho en Cessna 152/172. Hay que saber volar aviones más exigentes, ya que si bien los aviones no han cambiado tanto en 80 años, los más antiguos no perdonan tanto los errores como los nuevos.
Hay que saber volar patines de cola, que te enseñan que un avión tiene unas cosas en los pies que se llaman pedales que mueven un misterioso apéndice llamado timón de dirección. Hay que tener nociones de acrobacia, ya que estos aviones, aunque algunos tengan procedimientos complejos, hay que saber volarlos «con el culo», o lo que es lo mismo, sentir el avión y saber cómo reaccionar cuando te acercas a los límites de la envolvente.
Hay que saber trabajar en equipo, ya que el 90% del tiempo volarás bajo una disciplina de vuelo que incluye otros pilotos. Quizás volarás solo, pero tendrás pilotos que volarán antes y después de ti, así que tendrás que ser puntual y respetar las instrucciones que se te den.
Y, sobre todo, ser humilde y saber que a pesar de que eres un privilegiado volando verdaderas joyas ante el público, no estás allí para exhibirte tú, sino para que la gente pueda ver historia en vuelo.
Ya sabes qué significa ser piloto de la FPAC. Ahora intentaré explicar por qué lo debes ser:
Ser piloto de la FPAC te convierte en un piloto más seguro, un piloto que sabe diferenciar entre el peligro aparente ( «qué ruido más extraño que hace el motor este de la Bücker») y el peligro real ( «vamos a hacer la pasada más baja, que así me ven mejor»).
Ser piloto de la FPAC te permite aprender formas de volar que no estarían a tu alcance en cualquier otra actividad aeronáutica civil, como el vuelo en formación, la operación compleja en aviones muy ágiles (por ejemplo, las Zlin Akrobat o Trener Master son de paso variable y tren retráctil, a pesar de ser aviones acrobáticos), o la técnica de tomas en aviones muy exigentes que pueden ponerte en problemas cuando menos te lo esperas (Bücker Jungmann).
Pero sobre todo hay que ser piloto de la FPAC porque no hay nada más auténtico que volar aviones que fueron diseñados poco más de 25 años después del primer vuelo a motor, aviones que sabes que llevan más años volando que tu propia edad, y que gracias a ti, siguen consiguiendo que nuevas generaciones se apasionen por la aviación.
Si ya te he convencido para ser piloto de la FPAC, ya sabes qué hacer: aprende a volar patines de cola, aprende acrobacia, y ten una mezcla equilibrada de ilusión y paciencia.
Créeme que la espera vale, y mucho, la pena.
Para más información: http://www.fpac.org